Doctor arquitecto, autor de numerosos títulos técnicos y catálogos, así como de proyectos de edificación y ensayos. Ensayista de artículos de índole técnica y cultural en varias revistas, colaborador de la Real Academia Matritense de Heráldica y Genealogía. Escritor de historia, antropología, anécdotas de vida profesional y novelas históricas. Quince libros publicados hasta el momento. Libros: http://www.carloemanueleruspoli.com/ Perfil: http://sites.google.com/a/carloruspoli.com/www/
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lunes, 3 de junio de 2013
Tomar las de villadiego
Si existe un dicho popular de origen español cuyo origen es controvertido, sin duda es este que nos ocupa ahora. Sobre lo que no se tiene ninguna duda es respecto de su antigüedad, ya que se lo menciona por primera vez en La Celestina, la célebre tragicomedia de Calisto y Melibea escrita en parte por Fernando de Rojas, donde se hace referencia a las "calzas de Villadiego". Pero los estudiosos no se ponen de acuerdo acerca de su procedencia: para algunos, alude a un determinado tipo de calzones -calzas- que se confeccionaban por entonces en el pueblo burgalés de Villadiego; para otros, evoca la figura del aventurero que llevaba ese apellido, quien por alguna razón que se desconoce, se vio obligado a escapar precipitadamente de determinado lugar. Existen otras versiones no menos contradictorias, una de las cuales sostiene que se refiere a las alforjas que se fabricaban en la ciudad de Villadiego, aludiendo a que éstas son lo primero que se toma cuando se huye de un lugar, pero en realidad, se trataría de las calzas, que sí son lo primero que uno toma en su huida. Pero sea como fuere, el significado de la frase tomarse las de Villadiego tiene en todos los casos el mismo sentido: huir, salir en estampida por efecto de una contingencia súbita e imprevista.
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